Relación con el crimen organizado

Candidato a alcalde extorsionó por teléfono a policía para obligarlo a trabajar para el CJNG

Cuando Mario Figueroa Mundo asumió la alcaldía de Taxco en 2021, lo hizo en medio de un ambiente de violencia que ya asfixiaba a Guerrero. El municipio, célebre por su riqueza colonial y sus minas de plata, se había convertido en territorio disputado por varias organizaciones criminales, entre ellas La Nueva Familia Michoacana. Figueroa prometió devolver la tranquilidad, pero su gestión quedó marcada por los asesinatos, secuestros y desapariciones que no cesaron durante su trienio.

Muy pronto, el propio Figueroa se convirtió en blanco de la violencia. Apenas instalado en el cargo, sufrió un primer atentado que lo obligó a pasar semanas hospitalizado. Los agresores, según indagatorias locales, buscaban enviarle un mensaje: el control de Taxco no estaba en manos del gobierno municipal, sino de La Nueva Familia Michoacana, que buscaba el control del transporte público, negocios de plata, venta de tortillas y tours turísticos.

Los atentados se repitieron en años posteriores. En febrero de 2024, dos sicarios en moto dispararon contra la camioneta blindada del alcalde en una de las calles del centro histórico. Figueroa logró salir con vida, aunque versiones contradictorias indicaron que sí había resultado herido.

Las amenazas contra él se multiplicaron. En entrevistas, el alcalde negó que los ataques fueran obra del crimen organizado y acusó a los medios de exagerar la situación de violencia. Pero mientras intentaba controlar el discurso, las desapariciones se multiplicaban. Una de las más notorias fue la desaparición y asesinato del reportero y comerciante Enrique Hernández Avilez, ocurrida en octubre de 2024, que terminaría salpicando de manera directa al propio Figueroa.

La Nueva Familia Michoacana mantuvo un importante poder criminal sobre Taxco durante su gestión, al grado que la propia fiscalía estatal ubicó al jefe de la policía como uno de sus integrantes y al propio Figueroa como su jefe de plaza. No fue casualidad que, a finales de agosto de 2024, diez policías fueran detenidos por desaparición forzada y secuestro. Ante la crisis, el gobierno estatal intervino directamente la seguridad del municipio, desplazando a las fuerzas locales que habían quedado bajo sospecha de complicidad con el narco.

La presión judicial se acercó cada vez más al despacho del alcalde. En octubre de 2024, la Fiscalía de Guerrero libró una orden de aprehensión contra Mario Figueroa Mundo por su presunta participación como coautor en el delito de desaparición forzada. El caso estaba vinculado justamente con la desaparición de Hernández Avilez y revelaba hasta qué punto la sombra del crimen organizado había penetrado la gestión municipal.

Mientras Figueroa enfrentaba la persecución legal, su familia tampoco pudo escapar del señalamiento. Uno de sus hijos fue detenido en Cuernavaca y vinculado a proceso por desaparición forzada. Otro, Marco “N”, fue arrestado junto con un escolta, acusado de narcomenudeo en la modalidad de posesión simple. De pronto, la narrativa del alcalde que se decía perseguido por grupos criminales empezó a resquebrajarse frente a la evidencia de que sus más cercanos estaban inmersos en actividades ilícitas.

Los vínculos de su familia con delitos graves golpearon aún más su imagen pública. Taxqueños que alguna vez lo vieron como víctima de la violencia comenzaron a desconfiar de un político que, al mismo tiempo que negaba cualquier relación con la delincuencia, aparecía implicado en un entramado de desapariciones, narcomenudeo y policías corrompidos. La línea entre víctima y victimario se difuminaba con cada nueva investigación.

El saldo de su administración fue devastador: Taxco terminó con cifras récord de asesinatos, desapariciones y secuestros, con una policía municipal debilitada y bajo investigación, y con un alcalde prófugo de la justicia. Las calles del pueblo mágico, que alguna vez atrajeron a turistas de todo el mundo, se convirtieron en escenario de balaceras y levantones que mancharon la imagen del municipio.

La historia de Mario Figueroa Mundo sintetiza cómo la política local en Guerrero ha sido devorada por el crimen organizado. En su gestión convergen las piezas de un rompecabezas sangriento: un alcalde acosado por atentados, funcionarios coludidos, un municipio controlado por La Familia Michoacana, y una familia envuelta en procesos penales. Un retrato, en suma, de la fragilidad del poder civil frente a las mafias que dictan la vida pública en Taxco.

Trayectoria profesional

Empresario ganadero oriundo de Taxco, Guerrero, quien soñó desde muy joven gobernar el municipio en el que nació. Buscando un hueco en la política local se afilió al Partido Nueva Alianza en 2018 para compartir por la presidencia municipal taxqueña y perdió.

Luego, en 2021 intentó de nuevo convertirse en alcalde, ahora de la mano del partido político Fuerza X México del sindicalista Pedro Haces. Gracias a su supuesta cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador, Mario Figueroa ganó en las elecciones.

Para 2024 buscó la reelección, supuestamente bajo las órdenes de La Nueva Familia Michoacana, pero debido a que Fuerza X México había perdido su registro lo intentó mediante Movimiento Ciudadano, pero finalmente perdió y desde entonces no se conoce su paradero.

Origen de la información

Gobierno federal; Fiscalía General de la República; Fiscalía General del Estado de Guerrero; Interpol; investigación del periodista Samuel Adam para N+.